El conflicto entre Ucrania y Rusia ha alcanzado un nuevo nivel de violencia tras 25 meses desde su inicio. Según las autoridades ucranianas, Rusia ha desplegado 13 drones en territorio ucraniano, de los cuales 10 fueron interceptados por las defensas antiaéreas.
Estos ataques han tenido consecuencias devastadoras: una mujer de 61 años perdió la vida en su hogar en Mykhaïlivka, en la región de Jersón, mientras que otra persona falleció y 19 resultaron heridas, incluidos cuatro niños, en un bombardeo contra una zona residencial. Además, edificios de varias plantas y un instituto de cirugía de urgencia sufrieron daños significativos. El presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, quien se encontraba en Sumi en el momento del ataque, condenó enérgicamente la violencia, calificándola como "terror ruso" contra la ciudad.
En respuesta, Ucrania ha atacado la región fronteriza de Belgorod. Según el gobernador regional Viacheslav Gladkov, las fuerzas de defensa antiaérea de Rusia han derribado 18 cohetes, causando daños materiales y dejando una persona herida.
En medio de estas hostilidades, la primera ministra de Letonia, Evika Silia, ha destacado la importancia de enfocarse en las necesidades reales de Ucrania y fortalecer la capacidad de defensa europea. Descartando la opción de enviar tropas de la OTAN a Ucrania, aunque subrayó el apoyo continuo de Europa al país.
Zelenski ha urgido a los aliados occidentales a acelerar la entrega de aviones de combate F-16 y sistemas de defensa antiaérea Patriot para reforzar las capacidades defensivas de Ucrania frente a la agresión rusa. La comunidad internacional observa con creciente preocupación la escalada del conflicto y busca soluciones para contener la violencia y proteger a la población civil afectada.