El reciente incidente en la Facultad de Economía, donde una alumna fue agredida en el baño por un encapuchado, ha puesto en evidencia la vulnerabilidad de los estudiantes en la UNAM, especialmente en horarios nocturnos cuando la vigilancia es limitada y las áreas como baños y salones quedan en penumbra. La gravedad del ataque quedó clara por la cantidad de sangre en el lugar, según testigos.
En respuesta a lo sucedido, algunos baños de la facultad han sido cerrados temporalmente para la instalación de botones de pánico adicionales y mantenimiento. Estos botones están diseñados para ser activados en situaciones de emergencia, emitiendo una alarma sonora y activando una luz estroboscópica para alertar al personal de seguridad. Además, la UNAM cuenta con una aplicación, "S.O.S. UNAM", que permite reportar emergencias. Sin embargo, la falta de conocimiento sobre esta herramienta y la incertidumbre sobre la cantidad y funcionamiento de los botones de pánico han generado dudas entre la comunidad estudiantil.
A pesar de estas medidas, las agresiones continúan, sobre todo en horarios nocturnos, cuando la facultad está más desierta. La falta de vigilancia y la escasa iluminación en ciertas áreas del campus siguen siendo un problema que contribuye a la inseguridad y la preocupación entre los estudiantes.