El estudio de interfaz cerebro-computadora implantada robóticamente precisa (PRIME) de Neuralink, revelado en septiembre pasado, busca evaluar la seguridad del implante cerebral N1 y del robot quirúrgico R1 diseñado para implantarlo.
Durante el estudio, el robot R1 se utiliza para colocar quirúrgicamente hilos ultrafinos y flexibles del implante N1 en una región del cerebro que controla la intención del movimiento.
El implante N1, una vez colocado, es estéticamente invisible y tiene como objetivo registrar y transmitir señales cerebrales de forma inalámbrica a una aplicación que decodifica la intención del movimiento.
A pesar del entusiasmo generado por este avance tecnológico, Neuralink no ha estado exento de controversias.
En noviembre pasado, legisladores estadounidenses solicitaron a la Comisión de Bolsa y Valores de Estados Unidos (SEC) que investigara posibles fraudes de valores relacionados con la seguridad del implante cerebral desarrollado por la compañía.
Sin embargo, estos resultados iniciales positivos podrían representar un hito en el desarrollo de tecnologías revolucionarias que cambiarán la vida de aquellos con discapacidades.